LA HINCHADA RIVERPLATENSE Y EL "JUGADOR NUMERO DOCE"

River Plate cuenta con el honroso record de tener el estadio donde ocurrieron menos incidentes futbolísticos, excepto aquella única oportunidad donde sucedió lo del trágico amontonamiento en la puerta 12. Fue en el año 1968, en un River-Boca que sería uno de los últimos partidos jugados por Amadeo Carrizo. Carrizo mostró ese día un lucimiento brillante, aunque el partido estuvo flojo de parte de ambos equipos. Al finalizar el encuentro, la gente de la tribuna visitante se agolpó en el túnel de la puerta 12. Algunos dicen que la policía los empujaba, otros dicen que había unos molinetes que no habían retirado, y eso impidió la salida. El saldo fatal fueron 71 personas muertas al tratar de salir del estadio, aplastadas por la multitud que venía detrás. El Monumental se clausuró para hacer las pericias y el partido siguiente, contra Independiente, se realizó en cancha de San Lorenzo. Pero nunca se terminó de saber qué fue lo que pasó realmente. Boca y River se hermanaron una vez más para compartir los gastos de los destrozos en la cancha y de las indemnizaciones a los deudos. El triste nombre de "Puerta 12" se borró de las paredes, y lo cambiaron por una letra: ahora es la puerta de entrada de visitantes, por la Avenida Figueroa Alcorta.

En River no hubo otros incidentes graves. En 1944 , en un River - San Lorenzo ganado por River 2 a 1 , en cancha de San Lorenzo , hubo siete muertos por un atropellamiento semejante al de la puerta 12. Tampoco hubo violencia intencional, sino demasiado poco lugar de salida para que pudieran evacuarse las 40.000 personas que en esa época llenaban los estadios en cada partido, al no ser transmitidos por radio ni televisión.

Su hinchada siempre tuvo la fama de tener otro nivel social, porque proviene de los barrios residenciales adyacentes a Nuñez. Además, el hecho de que no sea fácil llegar a la cancha de River si no es en auto y de que los precios de las entradas al Monumental suelan ser un poco mayores que los de las entradas a otros estadios- ya que River es casi todo platea- hace que entrar a la cancha de River no sea accesible para todos. La hinchada de Boca, en cambio, nunca olvidó los orígenes italianos de los primeros socios de Boca. Habiendo permanecido en la zona de la ribera, los hinchas de Boca no cambiaron tanto de extracción social como los de River, que se mezclaron con pobladores de otros barrios. Por eso, la hinchada de Boca siempre fue más visceral, más escandalosa, más fanática y apasionada....y también más violenta.

Siempre quedará la duda de que si River no se hubiera mudado tantas veces de sede y hubiera permanecido en la calle Gaboto, como Boca- que tuvo la suerte de poder quedarse siempre en el barrio-, tal vez su hinchada hubiera sido igual a la boquense: otro "número doce". El fanatismo de la hinchada boquense siempre se destacó por sobre el de la hinchada millonaria. Ya en 1965, el técnico de River Renato Cesarini dijo muy claramente: "La hinchada de Boca es capaz de matar con tal de ganar." Sabiendo esto, muchos partidos ganados por Boca no pueden ufanarse de que hayan sido fruto de una victoria limpia y honesta, características del juego de River. La frase la dijo Cesarini después de un partido disputado en 1965, en el que Boca le ganó a River 2 a 1 con gol sobre la hora que le atribuyeron al boquense Menéndez , pero que en realidad fue en contra porque rebotó en el pie de Ramos Delgado, de River .

También hubo cierta vez una jugada en que Silvero, de Boca, le pegó a Lallana una trompada. El lineman llamó al referí y todos los riverplatenses pensaron que expulsarían a Silvero... ¡ Pero expulsaron a Lallana, el golpeado! Todo para que la tribuna de Boca no enloqueciera de rabia. La presión que ejercían los hinchas siempre fue tal, que hasta los réferis les tenían miedo.

En la penúltima fecha del campeonato de 1962, River y Boca jugaron en cancha de Boca, ante un público xeneize demasiado exacerbado. El ambiente ya se notaba pesado desde el comienzo: había entrado el presidente de Boca, incitando al público a rugir su aliento. Así como en el partido del '65 en el ganó Boca 2 a 1 el referí se había ligado un botellazo en la cabeza en cuanto pareció defender a River en una jugada, en este partido otra vez se presentía desde el comienzo que ese no sería un encuentro muy limpio. Ganaba Boca 1 a 0, con gol del brasileño Valentim, de penal. Si River hubiera logrado el empate, hubiera tenido a su favor la diferencia del "gol average". Faltando 5 minutos para terminar el partido , el referí Carlos Nay Foino sancionó un penal para River por una falta cometida a Artime dentro del área. El arquero boquense Roma se adelantó increíblemente hasta casi llegar a la línea del área chica - y no fue un pasito, sino varios- antes de que el brasileño Delem ejecutara el remate . Pateó Delem la pelota y Roma lo desvió al corner. El respeto por el reglamento futbolístico y la nobleza deportiva hubieran obligado a hacer que el penal se ejecutara otra vez. En cambio, el referí - aterrorizado por una hinchada feroz- se limitó a decir : "!Aire , aire, penal bien pateado es gol!". Dicen que después se excusó diciendo : "Qué querían? “¿Que nos mataran a todos?"


. Como resultado, Boca ganó 1 a 0 y salió campeón, festejándolo con un estruendo indescriptible. A Delem no había quién pudiera consolarlo. River salió segundo, como pareció ser su eterna suerte durante esa década. Toda esa situación tan irregular quedó registrada en el largometraje "Pelota de Trapo", de Armando Bo, como una de los momentos de gloria de Boca...y para colmo en cámara lenta. Es una prueba más de la espontaneidad boquense en el juego. “Cómo explica la gente de Boca el tema de las "barras bravas que caracterizan a su hinchada? Cuando le preguntaron a Fernando Navarro Montoya qué opinaba de la violencia, respondió: "Los futbolistas somos el eje del espectáculo, pero no los responsables de la violencia. Los factores responsables son la problemática social actual, cierta falta de cultura y de educación , y cierta falta de medidas para controlar esos desbordes. Un grupo pequeño -que no llega al uno por ciento de la concurrencia- genera el problema, pero como está mezclado con la masa , se le facilita su cometido."Cuál sería la solución para la violencia en el fútbol? Navarro Montoya opina que "sería ideal , aunque sí que casi imposible de implementar la entrega de una credencial al público para ingresar a los estadios, que no se le dá al que tenga antecedentes policiales. En Europa lo hacen." La verdad es que muchas veces las barras bravas son utilizadas por los dirigentes de los clubes, que después reniegan de ellas. Para ellos, las barras bravas son sus socios y su dolor de cabeza: los necesitan para levantar el ánimo del público, para contagiarles entusiasmo, para gritar el nombre de un jugador , alabándolo y cotizándolo ante el público , de un modo tal que lleva a elevar el precio de un hombre y por ende los haberes del club .

Si la hinchada chifla a un jugador, indudablemente habrá que sacarlo del equipo. Los directivos necesitan el apoyo de la hinchada para mantener arriba el espíritu y el precio de los jugadores, y para eso necesitan gente fanática, frenética, envuelta en los colores del club y tocando el bombo para que todos lo escuchen. Pero esa misma gente es la que a veces se les escapa de las manos, se descontrolan y producen desmanes que dejan mal parado al club. Muchos opinan que si sigue habiendo violencia en el fútbol después de que la policía palpa de armas a cada un que entra al estadio, es porque las armas , petardos, y elementos contundentes ya estaban adentro del club antes de que se abrieran las puertas del mismo.

El qalvajismo de ciertos grupos xeneixes se hizo evidente también un feriado sin fútbol, como fue el 1 de Mayo de 1996, día en que el empresario y dirigente boquense Mauricio Macri encabezó el remate de 32 flamantes palcos VIP para 6 personas , a utilizar por un plazo de diez años, en el cual vendió a empresarios bancarios, periodísticos, azucareros , telefónicos y lácteos - y a la misma familia Maradona- todas las instalaciones a estrenar por un valor total de 4.053.000 dólares, con lo cual recuperó lo gastado en el remozamiento de la Bombonera y aún le quedó resto. Al terminar la subasta , el dirigente de Boca Mauricio Macri expresó : "La cancha de Boca debe ser escenario de las eliminatorias para el Mundial de Francia , porque la gente mete calor y mucha presión sobre los rivales. El estadio de River es una cancha fría, en la que los hinchas ven el partido a distancia."Coincidiendo con esta apreciación , el director técnico de Boca , Carlos Salvador Bilardo, comentó: "Boca tiene que jugar en la Bombonera. Aquí hacemos sentir la condición de local. Es una cancha que pesa por la presión de los hinchas.". Estaban en lo cierto.

A las diez de la mañana del mismo Día del Trabajador, la hinchada de Boca empezó a llenar las nuevas instalaciones de la Bombonera. La confusión fue total, los policías se vieron desbordados, y muchos periodistas no pudieron ingresar al lugar de la subasta. A las seis de la tarde el caos era total: la gente había entrado en tropel , y el estadio estaba lleno como si se fuera a jugar una semifinal . Hubo forcejeos entre los que querían entrar y los que querían salir, y también corridas, trompadas y pisotones. Algunos boquenses se habían llevado panes enteros del flamante pasto recién plantado. Otros pintaron leyendas en aerosol sobre las tribunas altas, rompieron los novedosos paneles de acrílico que reemplazaban a las alambradas perimetrales, y destrozaron dos nuevas cabinas de transmisión para radio y televisión. Héctor Griguoli, un socio vitalicio, comentó exasperado: "Rompieron todo... ¡Estos pibes no son hinchas de Boca! A estos los mandaron los de River o Chacarita". En realidad , eran todos hinchas de Boca que habían cumplido con su legendaria manera salvaje de actuar: hasta destruyendo su propia cancha. Como aún entrada la tarde seguían llegando curiosos, Julio Lajst, empleado del club ,dijo : "Esto se acabó, se cierra el estadio. Estos no son hinchas, son criminales". Ya habían dicho Macri y Bilardo que la hinchada de Boca "mete calor y mucha presión". !Tanta , que terminan rompiendo su
propia cancha!

Que alguien explique , si no, porqué todos los espectáculos extradeportivos - shows musicales, festivales a beneficio- se realizan en el Monumental y no en la Bombonera. No es sólo una cuestión de capacidad, ya que los estadios de Vélez y Ferro supieron vibrar con la música de Joaquín Sabina, Serrat, o grupos de heavy rock. Un show en la Bombonera sería idea de un productor kamikaze. También sucede también que un hincha de River tiene que ser algo suicida para ir a ver un clásico desde la platea de La Bombonera: lo pueden llegar a sacar a trompadas. Pero la inversa no sucede en la platea de River: los hinchas de Boca son respetados.

Claudio Paul Caniggia comentó al volver de Europa para jugar en River: " El trato que me dió la gente de River fue buenísimo. Con semejante aliento es mucho más fácil hacer las cosas bien". Imaginamos que la historia hubiera sido muy distinta si, a la inversa, Caniggia hubiera tenido que pasar de Boca a River. Queda el consuelo de saber que cuando el boquense Marangoni jugó en el Sunderland de Inglaterra, se asombró del fervor de la hinchada inglesa contando que "aún en los partidos de segunda división, y en días laborales, el estadio estaba siempre lleno. El entusiasmo del público es impresionante... ¡Hacen más ruido que la hinchada de acá!".Y lo dice uno de Boca. La violencia demostrada por la hinchada inglesa- los famosos "hooligans"- superó en oportunidades a la del "número doce".

Pese a todo, el fervor demostrado por la hinchada sigue siendo - tanto para River como para Boca- el mejor estímulo para ganar. Un jugador no puede jugar a menos con 50.000 pares de ojos puestos encima de él.